La música es un líndisimo juego. Un juego al que todos podemos jugar.
Si quieren intentarlo, los invito. Es cuestión de agarrar una pelotita y hacerla rebotar en el piso, o en las paredes. De agarrar cuatro vasos y llenarlos en diferentes medidas y después golpearlos con una cucharita. O golpear nada más mano con mano, mano con pecho, pie con suelo. Y si encima tenemos una de esos objetos a los que llamamos instrumentos musicales, ahí se pone bueno. No hace falta saber tocarlo, sólo golpearlo, y jugar, combinando sus posibilidades, todo es percusión, todo es sonido en el tiempo.
Siempre sospeché que esto era así, pero después de ver a Valeu! estoy convencido, con la idea más fresca que nunca. Y lo que ellos proponen es realmente fresco, música sincera y sentida, variada, original, inclasificable. Música con pelotitas, tubos de plástico, aspiradoras, mate, frascos, guitarras percutidas. Y encima tienen instrumentos, y los tocan bien, además de percutirlos. Y encima cantan, los tres, y encima ella, con una voz que te eleva del mundo.
En el marco de los Jueves Afines del Club Cultural Matienzo (todos los jueves a las 22hs, recitales gratis en formato íntimo), mientras daba vueltas un cadaver exquisito entre los bebedores y comensales, tuve la oportunidad de oír un show chiquito, cálido, poco amplificado, que de a poco me fue convenciendo de que la música es un lindísimo juego que no hay que dejar de jugar.