3 de septiembre de 2013

Página/12. Un homenaje a la lucha y el compromiso



Rosa Schönfeld se convirtió en una luchadora contra la violencia institucional a partir del crimen de su hijo, en una comisaría de La Plata. Ayer fue distinguida por la Legislatura porteña.
 Por Carlos Rodríguez

“Miguel iba a las marchas de las Madres (de Plaza de Mayo) y me decía: ‘Vieja, vos no sabés nada’. Y era verdad, no sabía nada, pero desde su desaparición aprendí todo gracias a él y a sus compañeros.” Rosa Schönfeld, madre de Miguel Bru, el estudiante de periodismo desaparecido hace veinte años, fue distinguida ayer como “Personalidad destacada de los derechos humanos” por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires. Con su voz chiquita, acorde con su bajo perfil, Rosa agradeció al auditorio que la homenajeaba y se comprometió, una vez más, “a seguir luchando por los jóvenes y en contra de la maldita policía, que no se ha ido, porque este año, en La Plata, hubo siete chicos muertos en circunstancias confusas que se deben investigar”. Rodeada de afecto, entre abrazos y besos, Rosa destacó el trabajo de quienes la acompañan en la Asociación Miguel Bru, y recordó que hace unos días, “escuchando a un chico tocar muy fuerte la batería, en la casa que abrimos en Parque Patricios, me acordé de Miguel cuando tocaba en su banda de rock Chempes 69”. Fue uno de los tantos momentos emotivos, coronado con aplausos.
La ceremonia se hizo en el Salón Juan Perón de la Legislatura, y las anfitrionas fueron las legisladoras porteñas Claudia Neira y Gabriela Alegre, que impulsaron la ley que premia “la incansable lucha” de Rosa Bru “en favor de las víctimas de la violencia institucional”. El primer orador fue Daniel Quiroz, de la Asociación Bru, quien reseñó la actividad que llevan a cabo no sólo en el acompañamiento de familiares de víctimas del gatillo fácil, sino también en la Casa Bru de Parque Patricios, o antes, en la Isla Maciel, realizando talleres para que personas de “14 a 100 años aprendan oficios, fotografía, periodismo y a tocar instrumentos musicales”.
Las diputadas Neira y Alegre coincidieron en subrayar “el orgullo” que sentían por brindar un reconocimiento “a una mujer que, como tantas otras mujeres, salió a buscar a su hijo y con su lucha, acompañada por los compañeros y amigos de Miguel, logró que el caso de su hijo hoy forme parte de la historia del país y de sus luchas”. Refiriéndose a la obra que realiza hoy la Fundación Bru, la diputada Neira sostuvo que “en cada uno de los chicos que va construyendo su futuro está Miguel”.
A su turno, Rosa Bru les dejó el lugar destacado “a los compañeros y amigos de Miguel, en la carrera de Periodismo, hoy Facultad de Periodismo de La Plata, porque ellos fueron los que nos enseñaron el camino de la lucha, y gracias a ellos logramos que el caso se conociera y que se hiciera justicia”. Por el homicidio de Miguel Bru, hecho que se dio por probado, aunque su cuerpo sigue sin aparecer, fueron condenados a prisión perpetua los policías Walter Abrigo y Justo López.
Rosa rindió tributo a “muchas madres que vienen luchando, en silencio y en soledad, para que se haga justicia por la muerte de sus hijos y que pocas veces son reconocidas”. En el acto estuvo presente Dolores Demonty, la madre de Ezequiel Demonty, el joven que murió ahogado en el Riachuelo, en la zona de Pompeya, obligado a tirarse al agua por agentes de la Policía Federal que también fueron condenados. Se leyeron cartas de adhesión de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora y de la diputada María Elena Naddeo, entre otros.
El homenaje finalizó con un minirrecital a cargo de más de cincuenta chicos y adolescentes que forman parte de las Orquestas Infantiles y Juveniles de la Ciudad de Buenos Aires. Con instrumentos de viento y cuerdas, los chicos interpretaron obras de la música clásica y contemporánea. La actuación terminó con “Rezo por vos”, que compusieron e interpretaron Charly García y Luis Alberto Spinetta. Como cierre tocaron “El rock de Piedrabuena”, una pieza musical nacida en el barrio del mismo nombre, en Lugano. En la ocasión se volvió a denunciar al gobierno porteño, invocando que el “santo ajuste” pone en riesgo la continuidad de las diez orquestas barriales que están funcionando.